Fernando Botero nacido el 19 de abril de 1932 en Medellín (Colombia). Pintor cuya extensa obra es reconocida por niños y adultos de todas partes por
igual. Es considerado el artista vivo originario de Latinoamérica más
reconocido y cotizado actualmente en el mundo.
La extensa obra de su autoría, lleva impreso un original estilo
figurativo, denominado por algunos como "Boterismo", el cual les da una
identidad inconfundible y conmovedora a las mismas, y se caracteriza por
la interpretación que da el artista a diversas temáticas (el ser
humano, la mujer, el hombre, sus sentimientos, pasiones, dolores,
creencias, vicios, su cotidianidad, sus relaciones interpersonales,
manifestaciones culturales, así como dramas, acontecimientos y
personajes históricos, sociales y políticos, hitos del arte, hasta
objetos, animales, paisajes y la naturaleza en general), con una
volumetria exagerada y desproporcionada, ligada a una concepción
anatómica particular y finos detalles de crítica mordaz, ironía, humor,
mensajes sutiles, e ingenuidad.
Fue estudiante de la Universidad Nacional de Colombia y docente de esta institución entre 1958 y 1960.
Actualmente productivo, itinera entre sus afamados estudios de esculturas de Pietra Santa, Italia y los de pintura en París (Francia), Nueva York (Estados Unidos de America) y de Montecarlo (Principado de Monaco); así mismo, dedica tiempo al dibujo algunos días del año en Zihuatanejo, México y Rionegro, en Colombia.
En 1952, Botero viajó a España y estudió en la Academia de San Fernando de Madrid y trabajó como copista de Diego Velázquez y Francisco de Goya en el Museo del Prado.
En 1953, Botero decidió trasladarse a París, en donde visitó el museo del Louvre, y meditó sobre el arte vanguardista y los antiguos pintores franceses. Poco tiempo después, Botero se instaló en Florencia, en donde tuvo un contacto directo con las obras del renacimiento italiano. Las obras de Giotto se convirtieron en una verdadera inspiración para el artista y, según él, éste se convertiría en uno de los períodos más importantes de su carrera.
Luego de esta amarga experiencia, Botero decidió casarse con Gloria Zea, con quien en 1956 partió a Ciudad de México. Fue justamente allí, en la Ciudad de México que Botero descubrió y jugó con el volumen de los cuerpos. Un año después, Botero expuso por primera vez en Nueva York donde tuvo éxito total.
Botero nunca dejó de viajar, aprender y crear. En 1992,cuando cumplió los sesenta años de edad y se celebraba el Quinto Centenario del Descubrimiento de América, sus esculturas comenzaron a exponerse al aire libre. Sus voluminosas figuras llenaron las calles de ciudades como Madrid, París, Nueva York y
Montecarlo. Ante la incredulidad y sorpresa de la gente, el arte ya no quedaba encerrado entre los muros de los grandes museos: empezaba a formar parte del paisaje de las ciudades y estaba al alcance de todos
aquellos que lo quisieran apreciar.
Montecarlo. Ante la incredulidad y sorpresa de la gente, el arte ya no quedaba encerrado entre los muros de los grandes museos: empezaba a formar parte del paisaje de las ciudades y estaba al alcance de todos
aquellos que lo quisieran apreciar.
Desde sus inicios Botero ha recurrido a escenas costumbristas,
inicialmente con una pincelada suelta de colores oscuros (con
ocasionales contrastes fuertes) cercana al expresionismo y desde finales
de los sesenta, ha recurrido a una pincelada cerrada, con figuras y contornos más definidos.
A la orilla de esa carretera del arte contemporáneo, Botero ha
instalado durante cinco décadas una escuela de arte con un graduado: él
mismo.
En su obra reciente, Botero ha recurrido temáticamente a la situación
política colombiana y mundial. Por ejemplo, la serie sobre "Abu Ghraib"
está compuesta por 78 cuadros que tratan de representar los horrores de
la tortura y de la guerra, relacionada con la invasión de los Estados
Unidos a Irak y los sucesos de la Prisión de Abu Ghraib a partir de las declaraciones de las personas allí torturadas.
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